Esta es una de las tartas favoritas desde hace mucho tiempo en casa y suele formar parte de esas cenas un tanto especiales que, a veces, preparamos para familiares y amigos. Ni que decir tiene que es asidua en mis cenas de Navidad y en otros mucho eventos por lo refrescante que es. A modo de anécdota, y para aquellos que se desaniman con facilidad en esto de la cocina y sobre todo la repostería, os contaré algo. Cuando, por fin, tras muchas peticiones, conseguí que mi amiga me diese la receta y la elaboré, solo se la podía definir en dos palabras IN-COMIBLE... si, ya sé... con amigas asi quien necesita enemigos? Supongo que no a todo el mundo le gusta eso de compartir receta porque no es la primera vez que me ha pasado. En cierto modo lo entiendo pero, si no quieres compartir una receta, simplemente di NO. Nadie te obliga a hacerlo, pero si lo haces, por favor, que no sea un atentado a la integridad física de la persona que la elabore y consuma. Por amor propio me propuse encontrar
Hoy, como cada viernes solemos hacer, vamos a compartir una receta dulce. Hace mucho tiempo que tenía esta receta pendiente de elaborar. Es de un libro antiguo de repostería que tengo, se trata de unos roscos de azúcar que están elaborados con vino dulce de mi tierra, Málaga, y con unas ricas avellanas. Era uno de esos esos dulces típicos navideños que se hacían cuando yo era pequeña en casa, en Navidad, cuyo aroma y sabor aun perduran en mi mente... olores y sabores de antaño!!! Para mi sorpresa resulta que salía en una de las últimas revistas que compré de Thermomix, así que aprovecho y la compartimos de las dos formas, la tradicional sacada de mi libro de repostería malagueña y la elaborada en Thermomix. Como ya imaginareis no duraron nada en casa y son ideales para desayunos y meriendas. Ingredientes: 650 /700 gramos de harina común 125 gramos de azúcar molida 250 gramos de manteca de cerdo 125 gramos de avellanas tostadas y molidas 1/2 cucharadita de canela molida 250 ml de vino